Por: Daniel Quarello
Simple, flexible, armonioso,
verdaderamente internacional en sus elementos, la lengua neutral, auxiliar
ESPERANTO se presenta al mundo civilizado como la única y radical solución para
el problema de las relaciones fáciles, rápidas y directas en un mismo pie de
igualdad, entre pueblos con diferentes hablas.
Necesidad de una lengua Internacional, neutral, auxiliar
Dice la Biblia que cuando Dios quiso castigar la soberbia de los
hombres, que querían construir una torre para llegar al cielo, confundióles la
lengua para que no pudieran entenderse más. Si la confusión de la lengua fue
castigo a ese grave pecado de orgullo cometido por los hombres contra Dios,
demuestra que la división de las lenguas es el más grande flagelo de la
humanidad. Y la torre de babel interrumpida es el símbolo fatídico de que
ninguna empresa puede llegar a buen fin sin entendimiento.
La necesidad de una lengua común fue tan sentida en todo tiempo y
lugar, que ya en la época legendaria de la antigua India fue creado el Sánscrito.
El sánscrito, que quiere decir perfecto,
purificado, fue formado hace 4.000
años y en el cuarto siglo antes de nuestra era fue perfeccionado por el brahmán
Panini. Durante muchos siglos, esta lengua artificial fue vehículo de la
cultura y de los intercambios entre los diversos pueblos de la India, cada uno
de los cuales hablaba un idioma desconocido para los otros. La lengua natural
de cada pueblo siguió usándose entre la gente de la misma comunidad, mientras
que al sánscrito eran traducidas todas las mejores obras de la literatura hindú.
Y las personas más ilustres hablaban sánscrito aparte de su idioma nativo, que
continuaba desarrollándose y enriqueciendo su literatura en el ámbito de la
propia gente.
Igual papel ha desempeñado la lengua literaria china entre la población
del extremo Oriente.
Durante la época de oro de los árabes, su lengua era el signo de
distinción de las clases cultas de Asia Menor, África del Norte y parte de
Europa medieval. Medio común auxiliar de comunicación aparte de los diversos
idiomas locales, que medraban sin interferencia con la lengua internacional.
En la Edad Media, en las costas del Mar Mediterráneo se formó y usó un
lenguaje llamado LINGUA FRANCA, mezcla de italiano, español, francés, griego,
turco, árabe, etc.; creado y usado principalmente por navegantes y mercaderes
de la época para salvar las barreras lingüísticas que empequeñecían el mar
europeo y dificultaban los intensos intercambios entre Europa y Asia.
Otra tentativa proficua de crear una lengua común auxiliar entre
diversas gentes fue dada por la lengua GERAL BRASILICA. Inmediatamente después
de la conquista de América, los jesuitas, que colonizaron las regiones
centrales del continente meridional, vieron la necesidad de una lengua que los
pusiera en relación con las diversas tribus, cada una de las cuales hablaba un
idioma diferente. Esta feliz iniciativa se ha conservado hasta nuestros días en
ciertas landas del Brasil Central habitada por diferentes tribus.
Son conocidas las lenguas RUSO-CHINA, PIDGIN-ENGLISH y CINUK, usadas hasta
no hace muchas décadas en los mares de
China y Oceanía entre pescadores y marineros de diversas nacionalidades, y el SÜAHELI,
el dialecto Zanzíbar, usado como lenguaje de intercomprensión entre los pueblos
de África Oriental.
Como lengua universal fue muy
usado el Latín, no solamente por los pueblos conquistados durante la época de
la República y del Imperio Romano, sino también como lengua vulgar hasta fines
del siglo XVII, para toda persona culta y, sobre todo, como lengua oficial de
la literatura, de la ciencia, de los Estados y de la Iglesia en los pueblos latinos
y germánicos.
Pero desde el siglo XVII el Latín demostró ser cada vez más
insuficiente para las necesidades de la civilización europea, y las naciones en
formación sustituyeron el uso del latín por la propia habla popular. Tampoco
los barbarismos y las modificaciones introducidas por ciertos cultores pudieron
salvar el Latín, y la lengua común auxiliar ha sido, al menos para la
diplomacia, la francesa hasta la 1º Guerra Mundial, sustituida a su vez
progresivamente por el inglés, especialmente en el comercio internacional,
entre la 1º y 2º Guerra Mundial.
En el número de los esfuerzos para facilitar las relaciones recíprocas
entre los diversos pueblos y favorecer el progreso, va incluida también la
iniciativa de introducir el alfabeto latino en muchas lenguas; esto sucedió en
el alemán durante la 2º Guerra Mundial y en la lengua turca, acontecimiento que
se llevó a cabo en 1.935.
Todos aquellos idiomas que en determinado tiempo gozaron de un buen
éxito provisorio fuera de su propio confín lingüístico, se arrogaron el título
de mundial. Pero, cada uno a su vez
fue barrido por el idioma del otro pueblo, en aquel momento más influyente. La
competencia entre las diversas naciones, siempre ha impedido que la lengua de
determinado Estado se hiciera efectivamente
internacional, porque tal aceptación daría a dicho pueblo ventajas de las
cuales todos los otros quedarían excluidos.
Sería muy natural que nosotros, como miembros de una comunidad de habla
hispana, quisiéramos que nuestro opulento castellano fuera el idioma internacional.
Pero entonces, con igual orgullo y legítimo amor propio otros pueblos podrían
pretender para su habla el mismo mérito. De esta manera el mundo nunca
disfrutará de las ventajas de un idioma verdaderamente
internacional; tres, cuatro o más idiomas nacionales de las grandes
potencias seguirán chocando entre sí, según la influencia más o menos poderosa
del propio país.
Puesto que son obvias las dificultades de los idiomas naturales para
los propios connacionales, mucho más lo son para los extranjeros. Por este
mismo motivo, no puede ser elegida como internacional una lengua en desuso como
el latín o el griego. Tampoco los trabajos de algunos eruditos, para
simplificar el latín o el griego y completarlos con vocablos modernos, pueden
salir del número de los estudios especulativos sin frutos prácticos. Las
lenguas antiguas, como bien dice su epíteto, están en desuso y no responden a
las necesidades de la vida moderna.
Sin embargo, el mundo se hace cada vez más pequeño; los medios de
comunicación y transporte nos acercan con gran rapidez a los extremos más
impensados del planeta, y nada más que la palabra nos impide comunicarnos
despejadamente con cualquier ser humano.
Un descubridor de planetas y mundos lejanos no podría descubrir una
nueva lengua cuyo carácter principal fuese la neutralidad, y que, sin ofender en lo más mínimo la susceptibilidad
de ningún pueblo, pudiera ser usada por todas las personas indistintamente, en
un mismo pie de igualdad.
Una lengua que no siendo de ninguno en particular pueda ser aceptada
por todos en general.
Una lengua Neutral.